Los Gemelos, una de las comedias de Plauto de mayor éxito e influencia, es el más significativo ejemplo de comedia de equívocos de toda su producción, ya que son precisamente las confusiones provocadas por el extraordinario parecido de dos hermanos gemelos el verdadero y único motor de la acción que en ella se desarrolla. Por lo demás, destaca desde el primer momento la cuidada estructura de esta comedia, que hace de ella, a diferencia de lo que es habitual en Plauto, un preciso mecanismo de relojería y cuya manifestación más llamativa es quizá el reparto proporcional de las escenas entre los dos hermanos, que son sucesiva y nativamente enfrentados a los otros personajes de la comedia. Si a esto unimos la abundancia de efectos cómicos y la riqueza de partes líricas, comprenderemos enseguida la alta estima en que generalmente ha sido tenida.
La trama en sus elementos esenciales es como sigue. Un mercader siracusano, que tenía dos hijos gemelos, Menecmo y Sósicles, pierde a uno de ellos (Menecmo) en Tarento, adonde había ido en viaje de negocios, y, abatido por el dolor, fallece. El niño es recogido por un rico mercader de Epidamno que se lo lleva consigo, lo adopta y, a su muerte, lo hace heredero de toda su fortuna. Ahora vive en Epidamno (lugar donde se desarrolla la acción de la comedia), casado con una mujer autoritaria y, quizá para compensar sus penas, tiene por amante a Erotia, la cortesana vecina. Mientras tanto su hermano, a quien el abuelo en recuerdo de su nieto perdido había cambiado el nombre y convertido de Sósicles en Menecmo, había vivido y crecido en Siracusa hasta que, hecho hombre, en compañía en compañía de su esclavo Mesenión había emprendido la larga búsqueda de su hermano por todos los países del mundo conocido. Lógicamente es la llegada, llamémoslo así, de Menecmo II a Epidamno la que va a provocar la larga serie de equívocos, que no es ésta ocasión de desvelar y que constituyen la verdadera trama de la comedia. Al final, los dos hermanos se reconocen y regresan juntos a Siracusa.