La adaptación del texto clásico de Eurípides, por Juan Manuel Castillo, nos muestra la pervivencia aún a día de hoy de los textos clásicos. Una obra que trata sobre los vencidos, en este caso las mujeres, primeras víctimas de los conflictos armados, durante y después de cualquier guerra y en cualquier parte del mundo.
Las Troyanas es un oratorio lleno de dramatismo donde las mujeres toman la palabra para ensalzar el dolor, pero también el orgullo, de convertirse en testimonio de los muertos, así como de su coraje, buscando la manera de aguijonear las conciencias. Son mujeres humilladas, violadas, sufridas, mujeres que luchan contra el olvido, que buscan la voz para dejar de ser silenciadas y defender, así, su dignidad.
En palabras de Desirée Pérez, “Quiero recordar a esas mujeres que a lo largo de la Historia han sido tomadas como blanco de violencia y consideradas como botín de guerra. Quiero recordar a las niñas de Boko Haram, las yazidíes, las japonesas esclavizadas durante la II Guerra Mundial... y tantas otras, que han sido vejadas y que han sufrido, como vemos, en cualquier parte del mundo y en cualquier época.”