La Madre Coraje de Bertolt Brech sale de su tiempo y de su lugar para convertirse en metáfora de una humanidad envilecida. Mater amantissima es un alegato contra la violencia, pero también es un descenso a los infiernos del egoísmo y del embrutecimiento que puede alcanzar el ser humano cuando está en juego su propia supervivencia.