es una obra de personajes, de psicología, de dolor, de humanidad, de secretos y mentiras, de verdades ocultas, de torturas y prisiones. Prisiones que elegimos, prisiones que nos imponen, prisiones que somos nosotros mismos.
La trama presenta a un torturado (Pedro) y un interrogador (El Capitán), que en realidad sólo pregunta y no tortura, en una conversación de días (quizás semanas) que revela las dudas y pasiones de cada uno de ellos. Su alma irá apareciendo a medida que avance su relación, quizás con algún breve destello de una amistad imposible, y la función demostrará que aunque ambos son diferentes, lo que late en sus corazones no es tan diferente. Tienen miedos, tienen amores, tienen familias, tienen hijos, tienen esperanzas.